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Encuentro en México
Quizá se deba estar, para reencontrarse,
a miles de kilómetros de casa.
Ahora conversamos en el viejo convento
transformado en hotel: aún brilla en los ojos
de la mujer, el miedo de la niña.
Secretos familiares,
los monstruos de los cuentos de la infancia.
Cuentos que no supimos explicarle
o cuentos que no quiso oír jamás.
Nuestra vida está hecha
de un sólo miedo y muchas cobardías:
Se debe estar, para reencontrarse,
a miles de kilómetros de casa.
Todo se aleja, esta ciudad también.
Volveré, dice alguien desde atrás,
saliendo en autocar por un suburbio
de chozas y talleres de automóviles.
Debe de haberlo dicho una voz joven,
porque yo nunca volveré a Morelia.
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